Por Alfredo Millan
@millanfoto
Una puesta escénica compleja con tintes de hiperrealismo, autobiográfica, performática, oscura, trágica, comedia, farsa, drama… Ante todo esto, profundamente humana. ¿Cómo se puede escudriñar? Ricitos de oro no habla alemán es una “Alicia en el país de las… Percepciones”, una contemporánea, a su forma donde invariablemente le llega el momento de cuestionarse el significado de su vida, el por qué hace lo que hace como esos últimos segundos ante lo inevitable que pasa en resumen la vida, con los momentos más importantes… Ricitos quiere atrapar esos instantes y así alejar para siempre a la nostalgia.
Es una niña, una joven, una hija, una hermana, ¿una madre? Es una mujer… Que pesado se vuelve de pronto serlo, ser autónoma y, el precio tan alto que debe pagar. –Es su estar ahí– con los vestigios de su propia representación, un cuerpo emancipado por la emoción [por un espacio cansado de serlo] un portarretrato con ideas del pasado, una sillita roja y amarilla, con la cual se jugaba a ser grande y cuando lo eres… Deseas no haberlo sido nunca. «Es» en ese mismo espacio en el que se ha gritado o se deja de hacerlo para dar paso al silencio. Son las alegrías de las primeras emociones pero también un espacio que muestra una pared con tapiz rasgado por los demonios que se depositaron: ¡Vivir en la casa de un oso! Es “La Familia Oso”.
Todo lo detona dos diarios escritos por la autora –Paula Watson–, donde hace un cruce de narrativas: Una real ante la pregunta, ¿qué pasó con el camino partido? Y otra ficcional, con otra pregunta, ¿qué hubiera pasado si el camino no hubiera sido transgredido?…
Es una muñequita petrificada ante su propia historia entre escombros y cachivaches… Una lucha para sobrevivir y no ser olvidada, gritar que es humana –con errores y virtudes– reestructurarse para entender el presente lleno de percepciones ante las historias personales para después volverse archivo. Es [“Estar”] de la manera mas humilde ante la majestuosidad de la incomprensión de la existencia.
Ricitos cuenta la suya mientras se arroja a la hermosa misión de hallar su lugar en el mundo.
Ricitos De Oro No Habla Alemán es un gran acto escénico porque destapa las preguntas existenciales que todo ser humano se cuestiona en algún momento de su vida, es la identificación con el otro y El Teatro lo detona, es un método a través de sus actos contestatarios… En una “ficción” que nos permite hablar, indagar al Ser en su insoportable misterio que encubre a la protagonista en el espejo de su propia existencia donde todos podemos reflejarnos además se representa en ese espacio con una atmósfera ideal que cobija de manera sublime las intenciones narrativas, es uno que llora su propia historia y ahí Ricitos De Oro… Intenta la suya en una redención y auto salvación para que su vida no haya pasado de largo y tenga sentido para no caer en los estragos del olvido… Porque todos queremos vivir un poco más…
RICITOS DE ORO NO HABLA ALEMÁN: Escrita por Paula Watson. Trabajo colectivo coordinado por Paula Watson. Actúan: Paula Watson, Luis Eduardo Yee, Ayla Rodríguez, Luis Ra Acosta, Leonardo Barragan y Germán Martinz. Concepto Escénico y Vestuario: Mauricio Ascencio. Diseño Sonoro: Joaquín Martínez y Emilio López. Asistentes de dirección y producción: Ayla Rodríguez y Germán Martinz. Producción: Temporales.