LA VIOLACIÓN DE UNA ACTRIZ DE TEATRO Por Alfredo Millan @millanfoto
Una maldición que no acaba, la mujer como un objeto del deseo. Dice el estudio publicado en European Journal of Social Psychology (Revista Europea de Psicología Social), explica la inclinación a ver a las mujeres como objetos sexuales. El cerebro humano codifica y decodifica la presencia humana, procesa de manera diferente las imágenes del hombre y la mujer. El cerebro percibe a los hombres como un todo pero a las mujeres se les ve por partes […]; tendrá algún tipo de relación con nuestro pasado primigenio de ese mundo salvaje o incluso de las temáticas más profundas de los estudios del lado oscuro del ser humano que no lo deja ser completamente ese homo sapiens y que lo lleva a cometer actos barbáricos a través del abuso de la fuerza física, psicológica o por el simple hecho de poder hacerlo tanto del género masculino como del femenino.
¿Lo explicado brevemente justifica las acciones perpetradas de la masculinidad hacia el género femenino? El teatro denuncia, social, político que confronta las acciones humanas en una aparente irrealidad –en la ficción de dos personajes–, puede estar completamente fuera de ella en una realidad absoluta, es decir, fuera de esa ficción de lo que se sabe entre bambalinas y que nadie se atreve a denunciar por mezquinos intereses; un punto más que sorprende en dicho estudio, afirman los científicos, no es sólo el cerebro de los hombres que perciben por partes a la mujer. También el de las mujeres se comporta así en una forma de compararse a sí mismas a través de “la competencia” y lo que se asume como consecuencia de esta acción.
Dos actuaciones potentes, dos mujeres sumergidas en un mundo artístico que se confrontan, con un hartazgo hacia su entorno, de sí mismas, indiferentes, con señalamientos de una a la otra; sin saber que han pasado por el mismo abuso, por la misma violación –cansadas– pero que por algún motivo en el momento de la perpetración decidieron que el destino se bifurcara asumiendo las consecuencias de sus propias acciones. Dos interpretaciones que asumen el dolor, la idea de la disonancia ante el deber ser, ante el valor y respeto de la presencia misma. En medio de la peste, una actriz al interpretar nuevamente una obra resignifica su propia vida, reflexiona sobre la violencia sexual, de la negación de su propio abuso y al final, dos mujeres esperan al mismo director.
LA VIOLACIÓN DE UNA ACTRIZ DE TEATRO. Escrita por Carla Zuñiga. Dirección: Cecilia Ramirez Romo. Actúan: Karla Caramillo y Amanda Schmelz. Coproducción Teatro UNAM y Compañía Nacional de Teatro.